La buena palabra es como un árbol hermoso
Allah Glorificado y Ensalzado sea dijo:
“¿Acaso no ves cómo Allah compara la buena palabra con un árbol bueno, cuya raíz es firme y cuyas ramas están en el cielo? (14/24)
Da su fruto en cada época con permiso de su Señor.
Allah pone ejemplos a los hombres para que así recuerden. (14/25)
Allah Glorificado y Ensalzado sea comparó la buena palabra con el árbol hermoso ya que ella engendra buenas acciones, como el árbol que produce frutos beneficiosos.
Esta explicación resalta la opinión de la mayoría de los exégetas del Corán que afirman que la buena palabra es: la declaración de que no hay más divinidad excepto Allah.
Este testimonio engendra todas las buenas acciones, visibles o ocultas, y todas aquellas consentidas por Allah son el fruto de ello.
Según la explicación que Ali Ibn Abi Talha (RA), de Ibn Abbas ofrece acerca de las aleyas anteriores: “la buena palabra” es el testimonio de que no hay más divinidad excepto Allah; la expresión “comparada a un buen árbol” se refiere al creyente; “cuyas raíces son firmes” es atestiguar firmemente en el corazón que no hay otra divinidad sino Allah; y ”cuyas ramas están en el cielo” significa que con ella, las obras del creyente se elevan hacia el cielo.
Rabi’ Ibn Anas dijo: “La buena palabra es el ejemplo de la fe. En efecto, la fe es el árbol hermoso, y sus raíces firmes que persisten, son la sinceridad con que se realizan las acciones; y las ramas que se elevan hacia el cielo son el temor de Allah”.
Esta comparación es la mejor, la verosímil y la más evidente, porque Allah alabado sea ha comparado el árbol de la Unicidad (Tauhid) plantado en el corazón con un árbol hermoso, cuyas raíces son profundas, cuyas ramas se van elevando hacia el cielo produciendo sus frutos en cualquier momento.
Si meditamos esta comparación, nos damos cuenta que corresponde muy bien al árbol del Tauhid firmemente plantado en el corazón, cuyas ramas son las buenas acciones que se elevan al cielo.
Este árbol produce buenas acciones en todo momento, el número de estas buenas acciones será mayor o menor en función del grado de arraigo en el corazón, de la la magnitud del amor que siente este último por él, del grado de sinceridad que se encuentra en él, del conocimiento de su realidad, de su puesta en práctica y de la magnitud del respeto que le profese el corazón.
Aquel que tiene esta palabra realmente arraigada en el corazón, quien la haya adoptado como virtud, y profese la religión (sibgha) de Allah –no superada por ninguna otra- conocerá la realidad de la adoración pura a Allah.
Su corazón atestiguará que esta adoración no pertenece sino a Allah, su lengua lo atestiguará, y sus miembros la confirmarán mediante la práctica de sus preceptos.
Del mismo modo, este corazón negará que esta realidad de la adoración -y lo que implique- pertenezca a otro sino a Allah.
El corazón concuerda con la lengua para afirmar esto respecto a Allah y negarlo para otros…
Los miembros de aquel que atestigüe la Unicidad de Allah se someterán por obediencia, siguiendo la vía que Allah les facilitó, sin desviarse y sin seguir otra vía distinta.
Del mismo modo, este corazón no buscará ninguna otra divinidad digna de ser adorada sino a Él.
No cabe la menor duda de que esta palabra que procede de este corazón, pronunciada por esta lengua, no deja de producir sus frutos que son las buenas acciones que ascienden hacia Allah constantemente.
Y es esta buena palabra la que eleva estas buenas acciones hacia el Señor, ensalzado sea.
Además, esta buena palabra engendra otras numerosas buenas palabras, acompañadas de acciones rectas, y éstas las elevan como dice Allah, ensalzado sea :
“Hasta Él sube la buena palabra y la acción recta la eleva” (35:10)
Así pues, Allah nos informó que la acción recta eleva la buena palabra, y que esta última incita a quien la pronuncie a realizar buenas acciones constantemente.
Esto significa que si el creyente atestigua la declaración del Tauhid (unicidad de Dios): “la ilaha ila Allah”, conociendo su significado, su realidad, atribuyéndola únicamente a Allah, y negándola a cualquier que no sea Él, respetando sus implicaciones, y teniendo un corazón, una lengua y unos miembros que la apliquen, entonces esta buena palabra será la que aumentará sus acciones rectas.
Estará arraigada firmemente en su corazón, sus ramas se elevarán hacia el cielo y producirá sus frutos constantemente.
De entre los (salaf), algunos dijeron que: “Este hermoso árbol es la palmera (datilera), basándose en un hadiz auténtico relatado por Ibn Umar.
Y entre ellos también, los que dijeron que: “Este hermoso árbol es el creyente mismo, como Muhammad ibn Sa’d (…) que relata al comentario de Ibn Abbas sobre el versículo:
“Acaso no ves como Allah compara la buena palabra con un árbol bueno” (Ibrahim: 24)
“El árbol hermoso se refiere al creyente e interpreta “las raíces firmes en la tierra y las ramas que se elevan al cielo” como si fueran el creyente que obra y pronuncia buenas palabras en la tierra y cuyas obras y palabras alcanzan el cielo mientras él esté en la tierra.
Atiya’ Al Awfi’ dijo sobre el versículo “Acaso no ves cómo Allah compara la buena palabra con un árbol bueno” (Ibrahim: 24)”: “Es la parábola del creyente que no deja de pronunciar buenas palabras y cumple acciones rectas que ascienden hacia Allah”.
Ar-Rabi Ibn Anas dijo a propósito de la frase “sus raíces firmes y sus ramas se elevan al cielo”: “Es la parábola del creyente, cuya sinceridad en la adoración de Allah, Único sin copartícipes, representa las raíces firmes.
Dijo también: “Las raíces firmes”: “es que la base de las obras del creyente está en la tierra.
Y en cuanto a “las ramas que se elevan al cielo” dijo: “significa que está mencionado en el Cielo”.
Tomemos como referencia una u otra explicación, lo cierto es que no existe contradicción alguna entre las dos opiniones.