Una perspectiva islámica de la Navidad

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Para un musulmán que vive en Occidente, la época de Navidad es una de las más estresantes debido a las diferencias de nuestros días y celebraciones. Incluso en los países islámicos pueden existir malos entendidos sobre estos temas con nuestros colegas cristianos. El siguiente ensayo es mi intento personal de llenar este vacío para promover una comprensión de la perspectiva islámica sobre este asunto.

 

La palabra Christmas (Navidad) viene del antiguo término inglés Cristes Maesse, que sifnifica Christ'smass (la Misa de Cristo). Este era el nombre para el festival de adoración que se realizaba el 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús, la paz sea con él. No existe información cierta sobre la fecha de su nacimiento ni sobre el año. Una razón para esta incertidumbre es que las historias de su nacimiento, registradas en el Nuevo Testamento en los libros de Mateo y Lucas, fueron escritas muchas décadas después del evento. Quienes las escribieron no tenían datos específicos de los acontecimientos que mencionaron.

Por varios siglos, la misma iglesia cristiana prestaba poca atención a la celebración del nacimiento de Jesús. Lo situaban después de la Pascua, el Pentecostés y la Epifanía en importancia litúrgica. La principal fiesta cristiana era la Pascua, el día de la supuesta resurrección de Jesús. Fue gradualmente, cuando la iglesia desarrolló un calendario para conmemorar los principales eventos de la vida de Jesús, la paz sea con él, que la celebración de su nacimiento se volvió importante.

 

Debido a que no se tenía ningún conocimiento sobre la fecha de su nacimiento, había que seleccionar un día. La Iglesia Ortodoxa Oriental y las iglesias de ritos orientales dentro de la Iglesia Católica Romana, escogieron el 6 de enero. El día fue llamado Epifanía, que significa “aparición” (es decir, el día de la manifestación de Jesús). La Iglesia Occidental, con base en Roma, escogió el 25 de diciembre. Se sabe de un aviso en un almanaque romano antiguo que la Navidad fue celebrada el 25 de diciembre en Roma desde el 336 D.c.

 

En la segunda mitad del siglo IV, las iglesias oriental y occidental adoptaron mutuamente sus festivales; así, establecieron la moderna celebración cristiana de 12 días desde la Navidad hasta la Epifanía. En algunos lugares, el día 12 es llamado el festival de los Reyes Magos, porque se cree que tres hombres sabios o magos visitaron a Jesús recién nacido en ese día llevándole regalos.

 

Actualmente, la Navidad es más que un día de celebración o un festival de 12 días; es parte de una larga época de celebración que abarca por lo menos todo el mes de diciembre. En los Estados Unidos, la época festiva comienza en el Día de Acción de Gracias y termina el 1 de enero, el día de Año Nuevo, un periodo de 5 semanas aproximadamente. En realidad esta es una parte esencial del ciclo comercial, ya que el mes comprende una época importante para el comercio.


El intercambio de regalos es una de las más antiguas costumbres asociadas con la Navidad; en realidad, es más antigua que la misma celebración. Cuando se estableció la celebración de Navidad en diciembre, se lo hizo, por lo menos en parte, para competir con los antiguos festivales paganos que se llevaban a cabo por la misma época. Los romanos, por ejemplo, celebraban la Saturnalia el 17 de diciembre. Este era un festival de invierno, de alegría e intercambio de regalos. Dos semanas más tarde, en el año nuevo romano –el 1 de enero – las casas eran decoradas de verdor y luces, y se daban regalos a los niños y a los pobres. Cuando las tribus germanas de Europa aceptaron el cristianismo y comenzaron a celebrar Navidad, también se daban regalos.

 

Los antiguos festivales de invierno –antes del cristianismo – utilizaban el color verde, luces y fuegos para simbolizar la vida y el calor en medio del frío y la oscuridad. El uso de los pinos y las guirnaldas como símbolos de la vida era una antigua costumbre de los egipcios, chinos y hebreos, entre otros grupos. La adoración del árbol era una característica común de la religión en entre los pueblos teutones y escandinavos del norte de Europa antes de su conversión al cristianismo. Ellos adornaban sus casas y graneros con pinos en Año Nuevo para espantar a los demonios, y a menudo ponían árboles para los pájaros en invierno. Para estos nor-europeos, esta celebración de invierno era la época más feliz del año, porque eso significaba que los días más cortos del año –alrededor del 21 de diciembre – habían pasado. Ellos sabían que los días serían más largos y brillantes. El mes en que esta festividad tenía lugar se llamaba Yol, nombre del cual se deriva la palabra Yule. De hecho, Yule ha venido a significar Navidad en algunos países.

 

Así, muchos cristianos no prestan mucha atención a que la celebración de la Navidad es realmente de origen pagano. Los romanos celebraban la fiesta del Sol Invicto el 25 de diciembre. Los padres de la iglesia primitiva eligieron celebrar el nacimiento de Jesús, la paz sea con él, en esta fecha, a pesar de que no existía una razón particular para escogerla. De hecho, muchos estudiosos cristianos sostienen que Jesús, la paz sea con él, en realidad nació en verano. Esto concuerda con la narración coránica sobre este tema, porque allí se mencionas dátiles maduros que cayeron a María, la paz sea con ella: {Sacude el tronco de la palmera y caerán sobre ti dátiles maduros y frescos.} [Corán 19:25]

Un tema común a muchas celebraciones cristianas es su verdadero origen pagano. Pareciera que los líderes de la iglesia primitiva decidían mantener muchas de las celebraciones que se practicaban y redefinirlas en términos cristianos, racionalizándolas como celebraciones de algún aspecto del dogma de la vida de Jesús, la paz sea con él. En la actualidad, pocos pueden recordar las razones de las varias costumbres que practican.

Un tema fundamental para los musulmanes en muchos lugares es celebrar o no Navidad. Sus colegas cristianos pueden insistir en los aspectos seculares de esta celebración y la necesidad de adaptarse a las costumbres sociales para así avanzar en la sociedad. Muchas veces me han dicho que no piense en Navidad como una festividad religiosa y que simplemente la considere como una ocasión especial. En muchos negocios de los Estados Unidos se acostumbra tener una gran fiesta para los empleados en esta época. El no participar hace a la persona objeto de exclusión. Uno necesita subir la escalera social para mejorar las oportunidades para una promoción, etc., y es difícil resistir la presión para encajar.

 

Desafortunadamente, muchos occidentales piensan que los musulmanes debemos celebrar la Navidad y citan los ejemplos de muchos otros no cristianos que lo hacen, incluyendo a muchos judíos, hindús, etc., quienes se unen a la fábrica de la felicidad. Encuentran frustrante que muchos musulmanes no se rindan a la presión social. Sin embargo, ellos no esperan que nosotros los presionemos para celebrar nuestras festividades, ni nosotros ejercemos tal presión sobre ellos. Después de todo, nosotros seguimos el verso del Corán que dice (lo que se interpreta en español): {No está permitido forzar a nadie a creer…} [Corán 2:256] Más aún, algunos piensan que es su deber tratar de imponernos sus celebraciones a la fuerza. De hecho, recientemente escuché decir a alguien que consideraba un insulto que no celebráramos Navidad. Por esta razón, yo les pregunto: ¿Jesús, la paz sea con él, o algún otro de los profetas, celebraron alguna vez su cumpleaños? Entonces, ¿sobre qué autoridad se basan para hacerlo?

 

 

Por supuesto, también está el problema de los niños. Ellos son bombardeados con innumerables anuncios de juguetes y básicamente se les hace un “lavado de cerebro” inculcándoles la idea de que tienen que esperar algo debajo del árbol de Navidad. Debemos admitir que el árbol de Navidad, brillante y colorido, es atractivo a la vista, y se hace aún más tentador cuando hay varios regalos envueltos debajo de él.

Para los musulmanes, todas y cada una de las cosas que hacemos son parte de nuestra adoración al Único y Supremo Dios, nada se excluye. No hacemos ninguna distinción entre lo secular y lo religioso. En realidad, el término español “religión” no transmite todo lo que abarca la naturaleza del término árabe “Din”. Puede ser que seamos calificados como “fundamentalistas”; pero, ¿existe algo más básico (o “fundamental”) que aplicar nuestro código de moral absoluta tan consistentemente para cada cosa que hacemos? ¿No es este el nivel más elevado?

La base de nuestro código moral es el Corán, la única revelación intacta, y el estricto seguimiento de los reportes de quienes observaron al Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, conocidos como Hadiz. En otras palabras, los musulmanes seguimos el ejemplo del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sobre el cual basamos nuestras prácticas cotidianas.

 

Hablando estrictamente, para los musulmanes existen dos fiestas, los dos ‘Ids: el ‘Id Al Fiter –la festividad inmediatamente después de terminar el ayuno de Ramadán– y el ‘Id Al Adha –el festival del sacrificio durante el tiempo del peregrinaje mayor (Hayy)–. Hay que enfatizar que no celebramos cumpleaños (contrario a todas las convenciones occidentales), ni siquiera los cumpleaños de los Profetas, incluido el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam.

 

Los musulmanes tienen a Jesús, la paz sea con él, en alta estima, le tienen un gran respeto como uno de los más grandes Profetas. Sin embargo, no celebran su nacimiento ni el de ningún otro Profeta. Aunque pueda parecer intolerante a los cristianos que los musulmanes no celebren ni los feliciten en Navidad, es por respeto a Jesús, la paz sea con él, que nos negamos a participar en esas prácticas. Nosotros no podemos permitir prácticas que, para nuestro punto de vista, faltan el respeto a Jesús, la paz sea con él, y hacen de él el centro de la adoración como una figura divina. Además, la evidencia antes mencionada ha demostrado que muchas de estas prácticas no tienen ninguna relación con Jesús, sino que más bien tienen orígenes paganos.

 

¡Preguntamos! ¿Necesitamos celebrar el solsticio de invierno? ¿Tenemos miedo de que el sol no regrese a nosotros en este frío y oscuro periodo de invierno? ¿A caso las costumbres de intercambiar regalos y o los símbolos de renovación (como los árboles de pino) son un recordatorio necesario de que la primavera llegará nuevamente? ¿Es acaso el materialismo en esta época, tan evidente en Occidente, algo digno de imitar?

 

El Corán explica qué es lo más importante para celebrar. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Ten paciencia [¡Oh, Muhammad!] a sus injurias, y glorifica con alabanzas a tu Señor antes de la salida del sol y antes del ocaso, durante la noche y durante el día, para que así [Al-lah te Retribuya con una gran recompensa y] quedes complacido. No codicies [¡Oh, Muhammad!] aquello con que Hemos agraciado a algunos de los ricos [de los incrédulos], pues son solo placeres de esta vida mundanal con los que los Ponemos a prueba. Y sabe que la recompensa que tu Señor Tiene reservada es mejor y más duradera.} [Corán 20:130-131]

 

Para los musulmanes, Jesús, la paz sea con él, es uno de una serie de Profetas (25 de los cuales están mencionado específicamente en el Corán, junto con el último o el sello de ellos: Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam). Estos Profetas y Mensajeros fueron enviados a grupos específicos de personas, con excepción de Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cuyo mensaje fue el final, enviado (en forma de revelación) para el beneficio de toda la humanidad. Jesús, la paz sea con él, fue uno de los Mensajeros enviados a un grupo particular de personas: los judíos. Desafortunadamente, con excepción del Corán, ninguno de esos mensajes anteriores fue preservado intacto. Más específicamente, no tenemos un Evangelio o Inyil según Jesús, la paz sea con él; sino que tenemos una serie de escritos, la mayoría de los cuales fueron redactados después de la desaparición de Jesús y principalmente influenciados por Pablo.

Incluso, muchos estudiosos cristianos reconocen que esos escritos son, históricamente, de exactitud cuestionable y no representan las opiniones de los primeros seguidores de Jesús, la paz sea con él. En contraste, la revelación final, el Corán, está conservada con precisión y consiste solo del texto original en árabe. De manera contraria, las biblias cristianas (y hago énfasis en la pluralidad de versiones y diferencias entre ellas), no existen revisiones ni existen versiones del Corán en otros idiomas. Todos los musulmanes tienen el mismo texto árabe como el Corán.

 

Cuando era director de las actividades de Da’wah (propagación religiosa) en uno de los centros islámicos de Chicago, tuve la oportunidad e conocer a muchos de los visitantes del centro, incluyendo a estudiantes misioneros cercanos a Billy Graham en Weaton, Illinois. Cierta vez, uno de sus estudiantes le preguntó a uno de los musulmanes que venía a la oración del viernes: “¿Tú aceptas las verdaderas enseñanzas de Jesús?” Su respuesta fue (como todo musulmán de conocimiento debería responder): “Definitivamente”. El estudiante entonces preguntó: “Entonces, ¿aceptas que él murió por tus pecados?” El musulmán respondió: “¡Por supuesto que no!” Él no intentaba poner en ridículo o molestar al estudiante; por el contrario, él estaba mostrando respeto por el Profeta Jesús, la paz sea con él, ya que lo conocemos por los relatos del Corán. Esto puede ser muy frustrante para un cristiano, pues puede no estar al tanto de la perspectiva islámica de la vida y el rol de Jesús, la paz sea con él. Quiero enfatizar el hecho de que los musulmanes respetan profundamente a Jesús y a su madre, la virgen María, que Al-lah Esté complacido con ella, y los tienen en alta estima. No existe nada despectivo en esta revelación sobre ellos.


Es lamentable que a menudo no se muestre el mismo grado de respeto hacia los musulmanes y hacia el último Profeta, Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Ya que los musulmanes los respetan mucho, naturalmente no quieren realizar ningún acto que los represente mal en ningún sentido. Las creencias cristianas han distorsionado sus roles; por lo tanto, nosotros, como musulmanes, no admitimos ni participamos en esas prácticas. Cabe recalcar que esto no es por falta de respeto a nuestros colegas cristianos; sino que es por respeto y amor a Jesús y María, y a Dios mismo, que nos negamos a participar.

 

En conclusión, pido a Al-lah que recordemos lo que realmente tenemos que celebrar (es decir, las alabanzas al Dios Supremo) como lo sostiene el Corán (que se interpreta en español): {¿Acaso no ves [¡Oh, Muhammad!] que todo cuanto existe en los cielos y la Tierra glorifica a Al-lah? Hasta las aves con sus alas desplegadas lo hacen. Todos saben cómo adorarle y glorificarle; y Al-lah bien Sabe lo que hacen. A Al-lah pertenece el reino de los cielos y de la Tierra, y ante Él compareceréis.}[Corán 24:41-42]

Fuente: http://islamweb.net/esp/index.php?page=articles&id=155774

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