LOS MODALES DEL MUSULMÁN I
El Islam es la religión de los buenos modales, los musulmanes deberían seguirlos y educar según ellos. Allah, Enaltecido sea, describe a su Profeta en el sagrado Corán con las siguientes palabras: “Eres, sí, de eminente carácter” (El Cálamo, 4).
Allah, Elevado y Ensalzado sea, hizo que los buenos modales sean un puente que lleva al creyente a los mejores niveles del paraíso. Dice Allah Enaltecido sea: “¡Y apresuraos a obtener el perdón de vuestro Señor y un Jardín tan vasto como los cielos y la tierra, que ha sido preparado para los temerosos de Allah, que dan limosna tanto en la prosperidad como en la adversidad, reprimen la ira, perdonan a los hombres -Allah ama a quienes hacen el bien-“ (La familia de Imran, 133-134).
Allah, Elevado y Ensalzado sea, nos decretó seguir los buenos modales: “No es igual obrar bien y obrar mal. ¡Repele con lo que sea mejor y he aquí que aquél de quien te separe la enemistad se convertirá en amigo ferviente!” (Fussilat, 34). También el profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, nos aconsejó seguir los buenos modales: “Teme a Allah estés donde estés, una mala obra seguida de una buena la borra y trata a la gente con buenos modales”, lo narró At-tirmidhi.
El musulmán debe adornar su comportamiento con los buenos modales siguiendo así los pasos de su Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, que era la mejor de las criaturas con sus buenos modales, se dice que sus modales eran el sagrado Corán. Teniendo buenos modales el musulmán puede alcanzar el mejor de los niveles y lograr el amor de Allah, el de Su profeta y el de todos los creyentes, Allah estará complacido con él y le hará entrar al Paraíso.
Este artículo menciona algunos de los mejores modales que el musulmán debería seguir y hacer de ellos sus características permanentes.
LA SINCERIDAD
Se narra que había un hombre de los hijos de Israel muy religioso que un día se enteró de que había una tribu que adoraba a un árbol y asociaba a Allah. Enfadado, decidió ir a cortar el árbol. En su camino se encontró con Iblis camuflado en la imagen de un anciano. Iblis le preguntó: ¿a dónde vas? A lo que el hombre religioso le contestó: voy a cortar aquel árbol que la gente adora en el lugar de adorarle a Allah. Iblis le contestó: pues no te voy a dejar. Entonces comenzó una pelea entre los dos y terminó ganando el hombre religioso. Ante esta situación Iblis le propuso darle dos dinares cada día (aprovechando la situación económica del religioso) si renunciara a cortar el árbol, el hombre después de pensarlo aceptó la propuesta. Los dos primeros días el hombre iba a buscar los dinares prometidos donde el anciano se los entregaba, pero el tercer día no encontró nada, se enfadó y se dirigió rumbo al árbol para cortarlo, en el camino se volvió a encontrar con el anciano y se volvió a repetir la misma escena, se pelearon pero esta vez ganó Iblis, el hombre extrañado le preguntó a Iblis: ¿cómo has logrado ganarme si la otra vez te gané yo? Iblis le contestó: porque la primera vez tu enfado fue por Allah, eras sincero y Allah te protegió de mí, pero esta vez te enfadaste por ti mismo y por no haber recibido los dinares y por eso te gané.
Umm Qais, una de las compañeras del profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, inmigró a Medina y poco después le siguió un hombre que estaba enamorado de ella para casarse con ella, su viaje a Medina no fue para proteger el mensaje de Allah, entonces el profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él dijo: «Ciertamente las buenas obras dependen de las intenciones, y cada hombre tendrá según su intención; así, aquel cuya emigración fue por Allah y su Mensajero, su emigración valdrá por Allah y su Mensajero, y aquel cuya emigración fue por conseguir algún beneficio mundanal o por tomar alguna mujer en matrimonio, su emigración valdrá para aquello por lo que emigró.» Bujari y Muslim
¿Qué es la sinceridad?
La sinceridad es obrar con el único objetivo de agradarle a Allah, Elevado y Ensalzado sea, sin prestar atención a lo que pueda decir el resto de la gente y sin esperar el agradecimiento de nadie.
Todas las obras del musulmán requieren sinceridad:
La intención antes de cada obra debería ser por y para Allah, Enaltecido sea, para que sea aceptada. Dice Allah, Elevado y Ensalzado sea, en Su Sagrado Libro: “Pero no se les ordenó sino que sirvieran a Dios, rindiéndole culto sincero como hanifes, que hicieran la oración y dieran el azaque. Ésa es la religión verdadera” (Al Baiina, 5).
Y dice también: “El culto puro ¿no se debe a Allah?” (Az-zumar, 2).
Y dice el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él: “Allah sólo acepta las obras que son sinceras para y por Él” lo narró An-Nasaî.
La sinceridad debería ser la característica del musulmán ya sea obrero, comerciante o estudiante…etc. El obrero debería perfeccionar su trabajo porque Allah nos ordenó hacerlo de tal manera, el comerciante debería temer a Allah en su comercio y no elevar los precios para asegurase un sustento lícito y el estudiante se esfuerza en sus estudios para agradarle a Allah y beneficiar al resto de los musulmanes con su sabiduría adquirida.
La sinceridad es la característica de todos los profetas, dice Allah refiriéndose a Moisés, que la paz sea con él: “Y recuerda en la Escritura a Moisés. Fue escogido. Fue enviado, profeta” (Mariam, 51). También describió a Abraham, Isaac y Jacob diciendo: “Y recuerda a Nuestros siervos Abraham, Isaac y Jacob, fuertes y clarividentes. Les hicimos objeto de distinción al recordarles la Morada. Están junto a Nosotros, de los elegidos mejores.” (Sad, 45-47).
La sinceridad en la intención:
Un día un grupo de hombres se fueron donde el profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, y le dijeron: “Oh profeta de Allah, queremos salir contigo en la batalla de Tabuk pero carecemos de armamento” el profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, que tampoco tenía armas para ellos les ordenó volverse a sus hogares. Volvieron tristes y decepcionados llorando por no poder salir a luchar por Allah, entonces descendió la aleya siguiente: “Si son sinceros para con Allah y con Su Enviado, no habrá nada que reprochar a los débiles, a los enfermos, a los que no encuentran los medios. No hay motivo contra los que obran con honradez. Allah es indulgente, misericordioso. Tampoco contra aquéllos a quienes, viniendo a ti para que les facilites montura, dices: «No os encuentro montura» y se vuelven con los ojos arrasados de lágrimas de tristeza porque no encuentran los medios” (At-tauba, 91-92).
Una vez en el campo de batalle el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, les dijo a sus compañeros: “En Medina hemos dejado unas personas que nos acompañaron durante todo el trayecto (es decir que tienen la misma recompensa que nosotros), sólo les impidió acompañarnos verdaderos motivos”. Al-Bujari
La sinceridad en la adoración
Allah, Enaltecido sea, sólo acepta las obras sinceras. Dijo el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él en un hadiz Qudsi: Dice Allah Elevado y Ensalzado sea: “No necesito de la idolatría, quien me asocia en sus acciones le abandonaré junto a quien adoró conmigo”. Muslim. El musulmán cuando reza debe concentrarse y ponerse frente a Allah, Elevado y Ensalzado sea, cuando ayuna sólo debe esperar la recompensa de Allah, sus obras son para y por Allah y no para obtener fama.
La recompensa de lo sinceros
El shaitán se aleja del creyente sincero y tampoco le susurra porque Allah, Elevado y Ensalzado sea, protege a los creyentes sinceros. Encontramos en el sagrado Corán un diálogo entre el Shaitán y Allah, Elevado y Ensalzado sea, en la aleya que dice: “Dijo: «¡Señor! Por haberme Tú descarriado, he de engalanarles en la tierra y he de descarriarles a todos, salvo a aquéllos que sean siervos Tuyos escogidos». (Al-Hiyr, 39-40).
Allah, Elevado y Ensalzado sea, dice de la recompensa de los sinceros en la otra morada: “salvo si se arrepienten, enmiendan, se aferran a Allah y rinden a Allah un culto sincero. Éstos estarán en compañía de los creyentes y Allah dará a los creyentes una magnífica recompensa”. (An-nisa 146).
Hacerse ver (Ar-riia) es idolatría (Shirk)
El musulmán debe alejarse de la hipocresía porque si cae en ello estaría asociando a Allah, Elevado y Ensalzado sea. El profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él dijo: “Mi mayor temor por mi Ummah es que asocien a Allah, con ello no quiero decir que van a adorar al sol, a la luna o a un ídolo sino que sus obras no sean para y por Allah, serán para su propio interés” Lo narró Ibn Mayyah.
Y dijo también a sus compañeros: “Mi mayor temor para vosotros es la idolatría menor, y le preguntaron: ¿Qué es la idolatría menor oh profeta de Allah? Y dijo, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él: Hacerse ver. Allah, elevado y ensalzado sea, el día del juicio final cuando cada uno será recompensado según sus obras, dirá: “Id donde aquellos por y para los que habéis obrado ¿tendrán alguna recompensa para vosotros?” lo narró Ahmad.
Quien obra con el único fin de de ser visto y alabado por las personas no obtendrá ninguna recompensa el Día del Juicio Final, y su castigo será el infierno:
En una de las batallas, el profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, informó a sus compañeros que un hombre iba a entrar al infierno, este hombre estaba con ellos en la batalla luchando, los compañeros se extrañaron así que decidieron vigilarle, durante la batalle el hombre iba muy lanzado luchando cosa que extrañó aun más a los compañeros, tiempo después vieron que resultó herido y cogió su espada y se suicidó. Entonces le dijeron: ¿por qué te suicidas y hace un rato estabas luchando? A lo que les contestó: estaba luchando por orgullo y para que la gente vea mi valentía y después falleció. Entonces vieron que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, tenía razón.
También nuestro Profeta nos comentó los tres primeros que entrarán al infierno, y ellos serán:
Un sabio, un recitador del Corán y un mártir, porque no fueron sinceros en sus obras.
Hacerse ver (Ar-ria) anula las acciones
Las buenas acciones del musulmán no se aceptan si no son sinceras, así como tampoco tienen recompensa. El musulmán cuya adoración no es para y por Allah merece un castigo. Dice Allah, Enaltecido sea en el sagrado Corán: “Ay de los que oran, Ay de los que oran, para ser vistos y niegan la mínima ayuda!”. (Al-Maûun, 4-7).
Tampoco son aceptadas las limosnas de aquel que las da pretendiendo que se le alabe, y no obtendrá ninguna recompensa, Allah Enaltecido sea dice: “Ese tal es semejante a una roca cubierta de tierra. Cae sobre ella un aguacero y la deja desnuda. No pueden esperar nada por lo que han merecido”. (Al-Baqara- 264).
Las obras de la gente que pretende ser vista no tiene beneficios ni siquiera para ellos, así lo decretó Allah, enaltecido sea. Dice en el sagrado Corán: “Examinaremos sus obras y haremos de ellas polvo disperso en el aire.” (Al-Furqan-23).
Traducido por: Nur Al Houda
Fuente: http://islam.aljayyash.net/encyclopedia/book-1-1