¡No perdáis estas costumbres después de Ramadán!
Vosotros que habéis retomado contacto con la lectura del Corán durante el mes del Ramadán, no perdáis esa costumbre, porque quién pretende querer a Allah, tendrá que querer a Su palabra: el Corán.
¿Podemos imaginar un sólo momento la existencia de una persona que pretende ser musulmana y cuya relación con el Corán se limita a un fragmento mínimo que recita en sus oraciones?
¿Podemos imaginarnos un sólo instante a une persona que se dice musulmana y no lee diariamente el Corán, ni siquiera algunos versículos o bien un Hizb, su mitad, su cuarto o su octavo?
¿Una vez terminado el bendito mes, dejaremos nuestro ejemplar del Corán cerrado en un rincón olvidado de nuestra biblioteca como un ornamento, en la espera del próximo Ramadán?
¡Quiera Allah que no hagamos algo semejante!
Vosotros que habéis rezado el Tarawih, y los que os habéis esforzado para rezar las oraciones voluntarias de la noche (tahayud), ¿vais a dejar esa hermosa práctica, esa bella experiencia, esos momentos intensos de acercamiento a Allah, momentos de purificación, de lágrimas derrumbadas en las profundidades de la noche, de la emoción vivida invocando a Allah con vuestras manos tendidas implorando Su Misericordia, Su Ayuda y Su Protección?
Hemos de reanudar con esos momentos de oración, de invocación a Allah (oraciones voluntarias nocturnas) por lo menos una vez por semana, una vez cada 15 días o ¡al menos una vez al mes!
Si no puedes pasar 3 o 4 horas rezando y leyendo el Corán por la noche o antes del alba, pasa por lo menos una hora, media hora o ¡unos minutos!
Vosotros que habéis ayunado durante el Mes del Ramadán, no perdáis esa costumbre del ayuno y no os perdáis Su Recompensa.
El Profeta que la paz y las bendiciones de Allah sean con él exhorta los musulmanes a ayunar 6 días (consecutivos o salteados) del mes de Shawal.
Recomienda también ayunar 3 días de cada mes (13, 14, 15 de cada mes lunar, llamados días blancos) o dos días por semana (lunes y jueves).
El ayuno es una excelente escuela de paciencia, de perseverancia y de tolerancia.
Vosotros que habéis sido generosos durante ese bendito mes, sabed que la limosna limpia los pecados, aleja el castigo de Allah -con su permiso-, purifica nuestros bienes, introduce en el corazón de los necesitados y los pobres, ese rayo de esperanza y refuerza los lazos de la comunidad.
Sed generosos después de Ramadán porque necesitamos purificarnos y porque nuestros hermanos y hermanas nos necesitan.
Que Allah acepte nuestras obras y nos de la fe y la paciencia necesarias para que cada día sea un testigo en nuestro favor y no en nuestra contra, amin.
Traducido por: Umm Ayman
Tomado de: www.sajidine.com