¿Por qué Odias a Muhammad mientras que Él ama a Jesús? IV

31. El Mesías (la paz sea con él) maldice a quienes de entre los Hijos de Israel desmienten su Mensaje

Entre los profetas de los Hijos de Israel eran David (la paz sea con él) y Jesús hijo de María (la paz y las bendiciones de Dios sean con ellos) maldijeron a quienes se volvieron incrédulos de los hijos de Israel que dejaron de ordenar el bien y prohibieron el mal, como Dios, El Altísimo dijo: “Fueron maldecidos quienes no creyeron de entre los Hijos de Israel por boca de David y de Jesús hijo de María. Esto fue porque desobedecieron y fueron transgresores. No se censuraban unos a otros los pecados que cometían. ¡Qué malo es lo que hacían!” 

32. Los judíos decidieron matar al Mesías (la paz sea con él) e intrigaron contra él

Esto no es sorprendente en los judíos ya que ellos son los asesinos de los profetas de Dios, y de esos profetas era Jesús hijo de María (la paz y las bendiciones de Dios sean con ellos) como fue mencionado por Dios en su Libro: “Elevamos la montaña por encima de ellos para que aceptaran el pacto [de seguir la Torá] y le dijimos: Ingresad por la puerta prosternados y no quebrantéis el sábado. Por cierto que concertamos con ellos un pacto firme. [Y no te sorprendas ¡Oh, Muhammad! que te pidan que hagas descender un Libro del cielo, cuando ellos] quebrantaron el pacto, no creyeron en los signos de Allah, mataron a los Profetas injustamente, y dicen: No podemos comprender tus palabras. No es así, si no que Allah endureció sus corazones por su incredulidad y no aceptaron sino a algunos de los Profetas anteriores. Tampoco creyeron [en el Mesías] y manifestaron contra María una calumnia gravísima [acusándola de inmoral]. Y dijeron: Hemos matado al Mesías, Jesús hijo de María, el Mensajero de Allah. Pero no le mataron ni le crucificaron, sino que se les hizo confundir con otro a quien mataron en su lugar. Quienes discrepan sobre él tienen dudas al respecto. No tienen conocimiento certero sino que siguen suposiciones, y ciertamente no lo mataron. Allah lo ascendió al cielo [en cuerpo y alma]. Allah es Poderoso, Sabio. Entre la Gente del Libro no habrá nadie que no crea en él [Jesús] antes de su muerte [después de descender otra vez a la Tierra]. El Día de la Resurrección atestiguará contra ellos. Debido a la iniquidad de los judíos les vedamos cosas buenas que antes les eran permitidas, y por haber desviado a muchos del sendero de Allah”. 

 

33. Los Discípulos apoyan al Mesías (la paz sea con él) ante los malditos judíos

Como es mencionado en el siguiente versículo: “Y cuando Jesús advirtió la incredulidad de su pueblo, dijo: ¿Quiénes me ayudarán en mi misión de transmitir el Mensaje de Allah? Dijeron sus discípulos: Nosotros te ayudaremos. Creemos en Allah. Atestigua [¡Oh, Jesús!] que a Él nos sometemos”. 

Este versículo lo deja más claro: “¡Oh, creyentes! Sed socorredores de [la religión de] Allah como lo fueron los discípulos de Jesús, hijo de María, que cuando les dijo: ¿Quiénes me socorrerán en la causa de Allah? Los discípulos respondieron: Nosotros seremos los socorredores de [la religión de] Allah. Un grupo de los Hijos de Israel creyó [en Jesús] y otro no. Entonces fortalecimos a los creyentes sobre sus enemigos, y fueron quienes triunfaron”. 

 

34. Dios, El Altísimo, salva al Mesías (la paz sea con él) de la intriga de los Judíos para asesinarle y lo eleva al cielo

Esto es un favor de Dios porque Él defiende a los creyentes y salva a sus siervos que Le temen y de entre ellos su palabra, su siervo y su mensajero Jesús hijo de María (la paz y las bendiciones de Dios sean con ellos),  como fue mencionado en este versículo: “Cuando Allah dijo: ¡Oh, Jesús! Te tomaré y te ascenderé hacia Mí. Te libraré de los incrédulos y haré prevalecer a los que te han seguido por encima de los incrédulos hasta el Día de la Resurrección. Luego, volveréis a Mí y juzgaré entre vosotros sobre lo que discrepabais”. 

 

35. Dios, Altísimo sea, hace que uno de los discípulos se parezca al Mesías (la paz sea con él)

Como dijo Dios en el Noble Corán: “Y dijeron: Hemos matado al Mesías, Jesús hijo de María, el Mensajero de Allah. Pero no le mataron ni le crucificaron, sino que se les hizo confundir con otro a quien mataron en su lugar. Quienes discrepan sobre él tienen dudas al respecto. No tienen conocimiento certero sino que siguen suposiciones, y ciertamente no lo mataron”. 

De Ibn ‘Abbas que dijo: ‘Cuando Dios quiso elevar al Mesías al cielo, éste se juntó con sus compañeros, eran doce discípulos. Entró a ellos y de su cabeza goteaba agua y dijo: ‘Uno entre vosotros me negará doce veces después de que había creído en mí.’ Luego dijo: ‘¿Quién de vosotros acepta que Dios lo haga parecido a mí  y ser asesinado en mi lugar y así tendrá mi mismo grado?’ Uno de los más jóvenes de ellos se levantó. Le dijo: ‘¡Siéntate!’. Luego volvió a preguntar y se levantó el mismo muchacho, y volvió a decirle: ‘¡Siéntate!’. Y luego les volvió a repetir la pregunta y se levantó el mismo muchacho diciendo: ‘¡Yo seré!’. Entonces le dijo: ‘Serás tú’. De esta forma Dios le hizo parecerse a Jesús, y por un hueco del techo de la casa el Mesías fue elevado al cielo. Así fue que vinieron los judíos a buscarle, tomaron al muchacho le mataron y lo crucificaron. Y algunos lo negaron doce veces después de creerle.

Y habían tres grupos: Los del primer grupo dijeron: ‘Dios estaba con nosotros cuanto quiso y luego subió al cielo’, estos fueron los Jacobitas. Los del segundo grupo dijeron: ‘El hijo de Dios estaba con nosotros cuanto quiso y luego Dios le subió a Él’. Estos fueron los Nestorianos. Y los del tercer grupo dijeron: ‘Estaba entre nosotros el siervo de Dios y Su mensajero cuanto Dios quiso, luego le subió a Él’. Y fueron los musulmanes.

Los dos primeros grupos incrédulos pactaron contra el grupo musulmán y les asesinaron hasta acabar con ello. Y así el Islam quedó oculto hasta que Dios envió a Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). 

 

36. La humanidad difiere sobre el Mesías (la paz sea con él) después de la ascensión al cielo y empezaron a distorsionar el Evangelio

Lo confirma Dios, Altísimo sea, en Su declaración: “¡Oh, Gente del Libro! No os extralimitéis en vuestra religión. No digáis acerca de Allah sino la verdad: Ciertamente el Mesías Jesús hijo de María, es el Mensajero de Allah y Su palabra [¡Sé!] que depositó en María, y un espíritu que proviene de Él. Creed pues, en Allah y en Sus Mensajeros. No digáis que es una trinidad, desistid, pues es lo mejor para vosotros. Por cierto que Allah es la única divinidad. ¡Glorificado sea! Es inadmisible que tenga un hijo. A Él pertenece cuanto hay en los cielos y la Tierra. Es suficiente Allah como protector”. 

Dijo Dios, El Altísimo: “Son incrédulos quienes dicen: Allah es el Mesías hijo de María. Di: ¿Quién podría impedir que Allah, si así lo quisiese, hiciera desaparecer al Mesías hijo de María, a su madre y a cuanto hay en la Tierra de una sola vez? De Allah es el reino de los cielos y la Tierra, y de todo lo que existe entre ellos. Allah crea lo que Le place, y Él tiene poder sobre todas las cosas”. 

Y dijo también: “Son incrédulos quienes dicen: Allah es el Mesías hijo de María. El mismo Mesías dijo: ¡Oh, Hijos de Israel! Adorad a Allah, pues Él es mi Señor y el vuestro. A quien atribuya copartícipes a Allah, Él le vedará el Paraíso y su morada será el Infierno. Los inicuos jamás tendrán auxiliadores”. 

Dijo también: “Algunos judíos dicen: ‘Uzeir es el hijo de Allah, y los cristianos dicen: el Mesías es el hijo de Allah. Éstas son sólo palabras [sin fundamento] que salen de sus bocas, asemejándose por ello a los incrédulos que les precedieron. ¡Que Allah los maldiga! ¡Cómo se desvían!” 

Dijo Dios, Altísimo sea: “Tomaron a sus rabinos y a sus monjes por legisladores en lugar de Allah [y llegaron a idolatrarlos], y al Mesías hijo de María [los cristianos le adoraron también]. Y sólo se les había ordenado [en la Torá y el Evangelio] adorar a Allah, la única divinidad. No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Él. ¡Glorificado sea! ¡Cómo pueden atribuirle copartícipes!” 

Vino ‘Adi ibn Hatim (Dios esté complacido con él) al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) cuando era cristiano, entonces le escucho recitar el siguiente versículo: “Tomaron a sus rabinos y a sus monjes por legisladores en lugar de Allah [y llegaron a idolatrarlos], y al Mesías hijo de María [los cristianos le adoraron también]. Y sólo se les había ordenado [en la Torá y el Evangelio] adorar a Allah, la única divinidad. No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Él. ¡Glorificado sea! ¡Cómo pueden atribuirle copartícipes!”  Le dijo: ‘¡Nosotros no le adoramos!’. Le contestó: ‘¿Es que acaso ellos no prohíben lo que Dios hizo lícito entonces vosotros lo prohibís también? ¿Y acaso no hacen lícito lo que Dios prohibió y vosotros lo licitáis?’ Y dije: ‘Sí’. Él Dijo: ‘Esto es su adoración’. 

 

37. Los seguidores del Mesías (la paz sea con él) fueron perseguidos por su fe en el verdadero Evangelio después de que él fue elevado al cielo

Dijo el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él): “Hubo una vez un rey que tenía con él a un mago y éste, al llegar a una edad avanzada, le dijo al rey: ‘Me he hecho ya viejo, envíame pues a un joven que le enseñe la magia.’ Así que le envió un muchacho para que le enseñara. 

En el camino que tenía que seguir el joven había un monje cristiano con el que se sentó para escucharle, quedándose maravillado por sus palabras. De manera que siempre que pasaba en dirección a la casa del mago se sentaba con él, hasta que fue golpeado por el mago, debido a su continua tardanza y entonces se quejó al monje, que le dijo: ‘Cuando temas al mago le dices: me ha impedido llegar a tiempo mi padre o mi madre; y cuando temas a tu padre o a tu madre le dices: me ha impedido llegar a tiempo el mago.’ Y mientras él estaba en este dilema acertó a pasar por donde había una bestia enorme que tenía acorralada a una gente. Y dijo: ‘Hoy voy a saber quién de los dos tiene razón, si el mago o el monje.’ Entonces cogió una piedra y dijo: ‘¡Oh Dios, si la práctica de este monje es más querida por ti que la del mago, mata a esta bestia de forma que la gente pueda ir en paz!’ Así pues, arrojó la piedra y mató a la bestia y la gente marchó tranquilamente.

Después fue al monje y le informó de lo sucedido. Y el monje le dijo a continuación: ‘¡Hijo mío! tú por lo que veo, hoy has alcanzado un grado más que yo. Serás puesto a prueba y si esto sucede, no le digas a nadie que fui yo quien te enseñó.’ 

Pasó un tiempo y el joven curaba a los ciegos de nacimiento y sanaba a los leprosos y a gente con otras enfermedades.

Se enteró de esto un consejero del rey que se había quedado ciego y vino a él con gran cantidad de regalos y le dijo: ‘¡Todo esto para ti si me curas!’ 

Y él le contestó: ‘Realmente yo no curo a nadie, el que cura es Dios, Altísimo sea. Si crees en Dios, yo le pido por ti y Él te curará.’ Entonces creyó y Dios, Altísimo sea, lo curó.

Después acudió a reunirse con el rey, como solía hacer y éste le preguntó: ‘¿Quién te ha devuelto la vista?’

Dijo: ‘Mi Señor.’

Y el rey le preguntó: ‘¿Acaso tienes otro señor que no sea yo?’

Dijo: ‘Mi Señor y tu Señor es Dios, Altísimo sea.’

Entonces el rey lo cogió y no cesó de castigarle hasta que le indicó cómo encontrar al joven que le había curado la vista.

Así pues, fue llevado el muchacho ante él y le dijo: ‘Hijo mío, tu magia ha alcanzado tal punto que curas sin cesar a los ciegos, a los leprosos y a muchos otros.’

Y le contestó: ‘Realmente yo no curo a nadie, quien verdaderamente cura es Dios, Altísimo sea.’

Entonces lo cogió y empezó a castigarle sin parar hasta que le dio noticias del monje. Se lo trajeron y le ordenó: 

‘¡Reniega de tu religión!’. 

Y como se negaba, mandó que trajeran la sierra, se la colocaron en la raya de separación del pelo de la cabeza y le separaron el cuerpo en dos mitades.

Después mandó llamar al consejero y le ordenó que renegara de su fe. Pero como se opuso le hicieron lo mismo que al monje.

Después le trajeron al joven y le dijo que renegara de su creencia, pero como se negó, lo llevó con algunos de los suyos y les dijo: ‘Llevadlo hasta la cima de la montaña tal y si no reniega de su fe, arrojadlo al abismo.’ Y cuando estaban en lo alto de la cima, dijo:

‘¡Oh Dios, si Tú quieres, líbrame de ellos por el método que desees!’

Entonces tembló la montaña con ellos y se cayeron. Y él fue caminando hasta el rey, que le preguntó: ‘¿Qué han hecho tus compañeros?’ 

Y dijo: ‘Dios me ha librado de ellos.’

Entonces lo mandó con otros a los que dijo: ‘Llevadlo en barco hasta alta mar y decidle que reniegue de su religión y si no, arrojadlo por la borda.’

Y cuando llegaron dijo el joven: ‘¡Oh Dios!, si quieres, líbrame de ellos por el método que desees.’

Entonces, al momento volcó el barco con ellos y se ahogaron. Y él se fue andando hasta el rey que le dijo: ‘¿Qué ha sido de tus compañeros?’

Y le dijo: ‘Dios me ha librado de ellos. Y tú realmente no podrás matarme mientras no hagas lo que yo te ordene.’

Dijo el rey: ‘¿Y qué es?’

Dijo: ‘Reúne a toda la gente en un mismo lugar y átame en cruz al tronco de un árbol. Después, coge una flecha de mi canana y poniéndola en el centro del arco, di: ‘En el nombre de Dios, Señor del muchacho’ y me disparas. Y si lo haces así me matarás.’

Así que reunió a la gente e hizo todo conforme le había dicho el joven y cuando iba a disparar dijo: ‘En el nombre de Dios, Señor del muchacho’; luego disparó y la flecha fue a dar en la sien del joven y murió.

Y entonces dijeron todos: ‘Creemos en el Señor del muchacho (Dios).’ 

Después le dijeron al rey: ‘Has visto aquello que temías que ocurriera, es decir, que la gente creyera. Pues bien, ha sucedido. Dios te ha hecho ver el motivo y te ha advertido. Pues toda la gente ha creído.’

Entonces ordenó el rey hacer zanjas en las entradas de los caminos y al tiempo que fueron cavadas, prendieron fuego en ellas y dijo: ‘¡A quien no reniegue de su religión, arrojadlo al fuego o decidle ‘arrójate’!’

Y así lo hicieron hasta que llegó una mujer con un niño que se detuvo y se acobardó.

Y le dijo el pequeño : ‘¡Madre ten paciencia, que realmente tú estás en la verdad!’”. 

Y Dios en honor al recuerdo de ellos, revela un capítulo completo sobre el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) que se llama: ‘Sura de Las Constelaciones’.

Sura de Las Constelaciones :

1. Juro por el cielo y sus constelaciones,

2. Por el día prometido [el Día del Juicio],

3. Y por todo testigo y atestiguado

4. Que los hombres que arrojaron a los creyentes al foso fueron maldecidos. [Se refiere a la historia de un rey incrédulo que hizo cavar un foso donde arrojó a los creyentes que no querían renegar de su fe].

5. En él [el foso] encendieron fuego,

6. Y se sentaron a su alrededor

7. Para observar como padecían los creyentes;

8. Y sólo se vengaron de ellos porque creyeron en Dios, Poderoso, Loable.

9. A Él Le pertenece el reino de los cielos y de la Tierra. Dios es testigo de todo.

10. Quienes atormenten a los creyentes y a las creyentes y luego no se arrepientan, sufrirán el terrible castigo del Infierno.

11. En cambio, quienes hayan creído y obrado rectamente serán recompensados con jardines por donde corren los ríos. Ése es el triunfo grandioso.

12. Por cierto que el castigo de tu Señor es terrible.

13. Él da origen a todo y lo reproduce.

14. Él es Absolvedor, Afectuoso.

15. Señor del Trono Majestuoso.

16. Él hace lo que Le place.

17. [¡Oh, Muhammad!] Te hemos revelado la historia del ejército

18. Del Faraón y de Zamûd [desmintieron a los Mensajeros y les destruimos por ello].

19. Pero los incrédulos siguen desmintiendo.

20. Y Dios está bien enterado de ellos.

21. Y por cierto que éste es un Corán glorioso

22. Que está registrado en una tabla protegida.

 

Por: Yusuf Ibn Ibrahim Asayir

Traducido por: Umm Abdurrahman

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