La honra y el orgullo de ser musulmán

honra

Alabado sea Allah, Señor del Universo. Le glorificamos, Le pedimos perdón por nuestros pecados y a Él nos encomendamos. Nos refugiamos en Allah del mal que existe en nuestras propias almas y de los perjuicios de nuestras malas acciones.

A quien Allah guía nadie puede desviar, y a quien extravía nadie puede guiar.

Atestiguo que nada ni nadie merece adoración sino Allah, Único, Quien no tiene copartícipe alguno. Atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero.

Alabado sea Allah, Único y sin socios en Su reino, alabado sea Aquél cuya adoración exclusiva es la principal causa que nos hará entrar al Paraíso. Alabado sea Allah que nos ha guiado al Islam, haciéndonos pertenecer a la comunidad del último de los profetas enviados a la humanidad, Muhammad, a quien concedió la sabiduría y el Corán. Alabado sea Allah por todas las gracias y bendiciones que nos ha concedido. Alabado sea, por haber hecho de este mundo una tierra de cultivo, para cosechar los frutos en esta vida y el más allá. Quien obre bien, encontrará recompensa, y debe agradecer a Allah. Quien haya obrado mal, se hará merecedor del castigo, y no debe culparse sino a sí mismo.

Hermanos y hermanas, vivimos en una época difícil para los musulmanes. Vivimos en un tiempo donde ser musulmán es similar a intentar aferrarse a una braza caliente. Llevar el Islam como creencia y forma de vida quema. El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Delante vuestro vienen días de paciencia, durante los cuales ser perseverante (en la práctica del din) será como agarrar una brasa caliente. El que realice buenas acciones obtendrá la recompensa de cincuenta hombres que realizan tales acciones. Alguien preguntó: “Mensajero de Allah, ¿la recompensa de cincuenta de ellos?”. Él respondió: "La recompensa de cincuenta de ustedes”.[1]

Pertenecer a la comunidad del Islam es un gran honor. Significa pertenecer a la nación de los creyentes en Allah, a la nación de los seguidores de los profetas, a la nación del último de los profetas enviados a la humanidad. Dijo el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Si mi hermano Moisés estuviera vivo, no tendría otra opción más que seguirme”.[2]

Es decir que el musulmán debe sentirse honrado y orgulloso de pertenecer a la nación de Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), así como los Sahabas siempre mostraban el orgullo y el honor que representaba para ellos, ya que era una religión integral, que les enseñaba todo el bien que podía existir en este mundo y les prohibía de toda situación que les pudiera general algún perjuicio.

El Islam es perfecto y completo en todos los aspectos, un hecho que ha sorprendido enormemente a los no musulmanes y se han ganado su admiración. En los tiempos del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), uno de los politeístas le dijo a Salmán el Persa (uno de los Compañeros): “Tu Profeta te ha enseñado todo, ¡aún cómo defecar!” Salman respondió orgulloso: “Sí, él nos prohibió orientarnos a la Qiblah al orinar o defecar…”.[3] Es decir que hasta asuntos tan pequeños como ese, el Islam nos ha brindado una legislación y una guía. ¿Cómo ha de ser entonces respecto a otros asuntos más importantes? Es evidente que el Islam tiene respuestas y enseñanzas para todas y cada una de las situaciones que la humanidad tiene que resolver en esta vida, en este planeta. Por eso Allah dijo en el Corán:

“No hay criatura que camine en la tierra o vuele con sus dos alas que no forme una comunidad igual que vosotros. No hemos omitido nada en el Libro.” (6:38)

¿Quién no estaría orgulloso de pertenecer a una comunidad así? Una comunidad que tiene en sus manos el último libro revelado, el que tiene la respuesta a todos los interrogantes y problemáticas de la humanidad.

Hermano, hermana, no seas como aquel que dice en el Corán:

“¿Acaso no observaste a quienes discuten los signos de Allah, cómo se desvían? Quienes desmienten el Libro [revelado] y lo que enviamos [de pruebas evidentes] con Nuestros Mensajeros ya sabrán [el castigo que les aguarda]” (40:69-70)

Hermanos, hermanas, aférrense a la religión de Allah y no se dividan, y sigan las enseñanzas del Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), porque la Sunnah del Profeta es el arca de la salvación y un refugio seguro. El Profeta dijo: “Deben seguir mi Sunnah y el camino de Los Califas que fueron Bien Guiados que estuvieron después de mí. Síganla y adhiéranse a ella fuertemente, y tengan cuidado con las cosas inventadas en la actualidad, porque todas las cosas inventadas son innovaciones (bid’ah) y toda innovación significa descarriarse”.[4]

Cuando el mal y la corrupción se diseminan y la innovación y la fitnah prevalecen, la recompensa para quien sigue a la Sunnah será mayor, y el estatus de los que siguen la Sunnah será mayor, porque viven como extraños que intentan ser buenos creyentes y positivos miembros de su sociedad. El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “El Islam comenzó como algo extraño y volverá a ser algo extraño, bienaventurados los extraños”. Se dijo: “¿Quiénes son ellos, Oh, Mensajero de Allah?” Él respondió: “Los que son honrados cuando la gente es corrupta”[5].

Hermanos y hermanas, reflexionemos sobre las sabias palabras de Omar Ibn Al-Jattab cuando dijo: “Somos un pueblo al que Allah ha honrado con el Islam, pero si buscamos la honra y el orgullo en otra cosa que el Islam, Allah hará que seamos humillados”.

Allah nos ha concedido algo de lo que debemos sentirnos orgullosos y llenos de honra: ser musulmanes, no lo olviden nunca.

Pidan paz y bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios lo menciona en el Corán:

Ciertamente Allah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él. [Corán 33:56]

¡Oh Allah! Me refugio en Ti de desviarme o ser desviado, de equivocarme o de que me precipite en el error, de oprimir o ser oprimido, de comportarme de manera ignorante con alguien o que se comporten de manera ignorantes conmigo.

¡Oh Allah! Tú eres el Soberano, no existe dios excepto Tú. Tú eres mi Señor y yo soy Tu siervo. Si he sido injusto con mi alma, reconozco mis pecados, perdona todas mis culpas y faltas, porque nadie perdona los pecados sino Tú. Guíame hacia los mejores modales, porque nadie guía a ellos sino Tú. Aleja de mí las malas obras, porque no podría alejarme de ellas excepto que Tú me des fortaleza.

 

Por: Lic. Muhammad Isa García

Fuente: www.islamhouse.com



[1] Narrado por Abu Dawud (4341); al-Tirmidhi (3085) y él dijo: éste es un hadiz hasan. Fue clasificado como sahih por al-Albaani in al-Silsilah al-Sahihah (494).

[2] Narrado por Ahmad and al-Daarimi, y otros.

[3] Reportado por al-Tirmidhi, n° 16; se dice que es un hadiz hasan sahih; también reportado en Sahih Muslim y en otras fuentes.

[4] Narrado por Abu Dawud (4607) y clasificado como sahih por al-Albaani en Sahih Abi Dawud.

[5] Narrado por Abu ‘Amr al-Daani en al-Sunan al-Waaridah fi’l-Fitan (1/25) del hadiz de Ibn Mas’ud; clasificado como sahih por al-Albaani en al-Silsilah al-Sahihah (1273); el hadiz también está narrado en Sahih Muslim (145).

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