La buena palabra II

 

 

buena palabra

Si el creyente se compara a la palmera datilera y que ésta está descrita como buena, entonces es más conveniente que el  creyente  tenga esta calificación.

Algunos otros predecesores dijeron: “Es un árbol del Paraíso y la palmera es uno de los más nobles árboles del Paraíso”.

Esta comparación encierra secretos y conocimientos que se plasman a la ciencia y la sabiduría de Quien nos lo hizo transmitir.

Ahora bien, entre otros,  se puede mencionar que el árbol posee necesariamente raíces, tronco, ramas, hojas y frutas.  

Lo mismo ocurre con el árbol de la Fe y del Islam: que se concreta una simetría entre lo comparado y el objeto de comparación siendo que  sus raíces representen la ciencia, el conocimiento y la certidumbre; su tronco a la pureza de la intención ijlas; sus ramas a las obras; y sus frutos a los beneficios  o consecuencias beneficiosas de las buenas obras, las cualidades ejemplares, la noble conducta, el buen carácter, la guía y los buenos modales.

Por ende, se puede darse cuenta del arraigo de este árbol en el corazón  y su firmeza gracias a los puntos citados.

Si la ciencia fuera correcta, es decir estuviera de acuerdo con los conocimientos que Allah reveló en Su Libro, y si estuviera de acuerdo con lo que informó Allah sobre sí mismo y lo que informaron los Mensajeros sobre Él; y si la pureza de la intención (Ijlas) estuviera presente el corazón; y las obras de acuerdo con las órdenes de Allah;  y si la guía, la conducta y el buen carácter fueran coherentes con estos principios , adaptados a ellos , entonces sabríamos que las raíces del árbol de la fe están profundamente arraigadas en el corazón y sus ramas se alzan al  cielo.

De lo contrario, sabríamos que lo que está implantado en el corazón es un árbol maligno que ha sido desenraizado sobre la tierra, sin estabilidad.

Lo que significa que el árbol sólo sobrevive si  se riega y se le proporciona fertilizantes. De lo contrario, se secará.

Y así es  el árbol del Islam implantado en el corazón, si su dueño no lo mantiene regándolo constantemente con la ciencia beneficiosa, con las buenas obras  y el recuerdo de Allah motivador a la reflexión y recíprocamente la reflexión como móvil al recuerdo de Allah,se secará.

En el Musnad del Imam Ahmad, del hadiz relatado por Abu Huraira (que Allah esté complacido con él) dijo: Dijo el Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él):

“La fe se desgasta en el corazón  de uno de vosotros como se desgasta la ropa, así que pedidle a Allah que renueve la fe en vuestros corazones.”

En resumen, si no se cuida la planta, muere.

Y a partir de Ahí, vemos que los actos de adoración prescritos por Allah son una necesidad apremiante, en cada momento, para los siervos, y esto es parte de su Gran Misericordia y la perfección de Su Bondad y Benevolencia para con sus siervos al asignarlos para ellos y de haber hecho de ellos el agua con la que puedan regar el árbol del Tauhid que sembró en sus corazones.

Y es que Allah ha establecido una regla que consiste en que cualquier planta o cultivo beneficioso siempre se mezcla con melaza y malas hierbas, que son de naturaleza diferente. Así que si el dueño mantiene su árbol, lo limpia y arranca las malas hierbas, entonces crecerá, alcanzará su madurez y dará más frutas abundantes y sabrosas.

Sin embargo, si no lo hace, las malezas lo invadirán, debilitarán sus raíces y sus frutos serán más escasos, o muchos pero sin sabor.

Y quién no entiende esto, perderá  un gran beneficio sin que se de cuenta.

Por lo tanto, el musulmán debe siempre esforzarse para lograr dos cosas:

Regar el árbol y mantenerlo limpio: porque regándolo, dura y sobrevive y limpiándolo crece y se fortalece.

Y de Allah pedimos ayuda y en Él nos remitimos en todos los asuntos.

Estos han sido  algunos  de los secretos y sabidurías  que encierra esta parábola y quizá sea una gota en el mar en proporción a  nuestras mentes  limitadas, nuestros corazones que yerran, nuestro saber limitado, nuestros actos que requieren arrepentimiento y petición del perdón. 

Por que si nuestros corazones fueran puros, nuestras mentes  claras, nuestras almas honradas,  nuestras obras sinceras y las  intenciones consagradas para recibir de Allah y de su Mensajero, entonces hubiéramos visto  unos significados de las palabras de Allah y sus secretos y sus sabidurías ante las cuales desaparecerán las ciencias y los conocimientos de la creación

Y gracias a esto podemos conocer el nivel del conocimiento de los Sahaba (compañeros del Profeta) y que la diferencia que hay entre sus conocimientos y los conocimientos de los que vinieron después, es la misma diferencia que hay entre ellos en cuanto a mérito, y Allah sabe más en qué parte ubica Su mérito y a quién distingue con Su misericordia. 

 

Imam Ibn Al Qayyim Al Jawziya

Extraído de: « I’lâm Al-Mouwaqui’îne».

Traducido por: Umm Ayman

Revisado por: Nader Al Khamlichi

Fuente: http://www.islamhouse.com/p/155974

 

 

 

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