Sira resumida del sello de los profetas (Octava parte)

sirah

En nombre de ALLAH, el Misericordioso, el Compasivo

La paz y las bendiciones de ALLAH sean con Su profeta y mensajero,  Muhammad, su familia, compañeros y todos los que le siguieron correctamente hasta el día del juicio.

 

 

La etapa final en la negociación diplomática

 

El  Mensajero de Allah –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  se alejó de su confinamiento y siguió predicando su Fe como de costumbre. Quraish, además, suspendió el boicot pero siguió con sus atrocidades oprimiendo a los musulmanes. Abu Tâlib, había alcanzado los ochenta años, estaba todavía deseoso de proteger a su sobrino pero en estos momentos debido a las continuas dificultades del boicot empezó a mostrar síntomas de debilidad. A pesar de haber salido victorioso del inhumano boicot enseguida se enfermó y su cuerpo se debilitó.

 

Los politeístas de La Meca, viendo esta seria situación, y temiendo la deshonra que puedan llegar a atribuirle los demás árabes en caso de cualquier agresión hacia el Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-   después de haber perdido su principal soporte, Abu Tâlib, decidieron negociar con el Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  una vez más y proponerle algunas concesiones. Luego eligieron a algunos representantes para reunirse con Abu Tâlib y discutir el asunto con él.

Ibn Ishâq y otros historiadores reportaron que cuando Abu Tâlib tuvo una grave enfermedad, la gente de Quraish empezó a evaluar la situación y a analizar los principales acontecimientos que caracterizaron ese período que incluía la islamización de 'Umar y Hamzah, acompañada de la tremenda exaltación que creó Muhammad –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  entre todas las tribus de Quraish. Consideraron importante mantener una reunión con Abu Tâlib antes de que muera para que este presione a su sobrino a negociar un compromiso que abarque los temas en disputa. Pero temían que los otros árabes piensen en que eran oportunistas.

 

La delegación de Quraish estaba compuesta de 25 hombres, incluidos notables como ‘Utbah Ibn Rabi‘a, Shaibah Ibn Rabi‘a, Abu Ÿahl Ibn Hishâm, Umaiah Ibn Jalaf, y Abu Sufián Ibn Harb. Lo primero que hicieron fue demostrarle que lo consideraban un hombre muy respetable y de una gran posición entre ellos. Luego le comentaron la nueva política que deseaban seguir. Para justificar sus argumentos alegaron que terminarían de intervenir en los asuntos de la religión de Muhammad –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  si él hacía lo mismo con la de los incrédulos.

 

Abu Tâlib mando a llamar a su sobrino y le informó de lo conversado en la reunión, y dijo: “Bueno, sobrino mío, aquí están los nobles de tu pueblo. Han propuesto esta reunión para llegar a un acuerdo de mutuo consentimiento y para que podamos convivir pacíficamente.” El  Mensajero de Allah –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él- se dirigió a ellos diciendo:

“Los guiaré dándoles los medios para que obtengan la soberanía sobre los Árabes y no Árabes.”

En otra versión, el Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él- le habló a Abu Tâlib con las siguientes palabras:

“Oh tío! ¿Por qué no los invitas a algo mejor?”

Abu Tâlib le preguntó, “¿A qué los invitas?” El Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  respondió:

“Los invito a aferrarse al Mensaje que les hará gobernar sobre los Árabes y no Árabes.”

Según la versión de Ibn Ishâq:

“Es tan solo una palabra que les dará supremacía sobre los Árabes y no Árabes.”

Los representantes de La Meca se sorprendieron y comenzaron a preguntarse cuál era esa palabra que tanto los beneficiaría. Abu Ÿahl preguntó: “¿Cuál es esa palabra? Juro por tu padre que te complaceríamos.”

El Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  dijo:

“Les pido que atestigüen que nada ni nadie tienen el derecho de ser adorado excepto Allâh, y que abandonen a toda divinidad fuera de Él.”

Inmediatamente empezaron a aplaudir  burlándose de la situación, y dijo “Cómo piensas que podemos combinar a todos nuestros dioses en un solo Dios. Realmente es algo increíble.” Cuando se marchaban, decían entre ellos: “¡Por Allah! este hombre nunca cederá, ni acordará nada con nosotros. Mantengámonos aferrados a la religión de nuestros antepasados, y Allah juzgará nuestra disputa con él.” Acerca de este incidente Allâh Glorificado y Ensalzado sea reveló los siguientes Aleyas:

(Sâd. Por el Corán que contiene el recuerdo. Sin embargo los que se niegan a creer muestran arrogancia y oposición. ¿Cuántas generaciones anteriores a ellos destruimos? imploraron cuando ya había pasado el tiempo de salvarse. Y se extrañan de que les haya llegado un advertidor que es uno de ellos; y dicen los incrédulos: Este es un hechicero mentiroso. ¿Acaso pretende que los dioses sean un único dios? Realmente es algo asombroso. Sus líderes han salido diciendo: Id y seguid siendo fieles a vuestros dioses pues en todo esto se persigue algo contra vosotros. No lo habíamos oído en la última forma de adoración de los antepasados. Esto no es más que un invento.) [38:1-7][1][1] 



 

El año de la tristeza

 

La muerte de Abu Tâlib

En  Raÿab[2][1], el décimo año de la Profecía, Abu Tâlib  enfermó y luego murió, seis meses después de terminado el boicot. Narró Al-Musaiiab que cuando Abu Tâlib se encontraba en su lecho de muerte, el Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-   entró a la habitación y vio a  Abu Ÿahl y ‘Abdullah Ibn Abi Omaiah. Le pidió a su tío:

“Tío mío, tan sólo atestigua de que nada  ni nadie tiene derecho a ser adorado salvo Allah, y podré interceder ante Allah por ti”.

 

Abu Ÿahl y ‘Abdullah Ibn Abi Umaiah le dijeron: “Abu Tâlib, ¿Abandonarás la religión de tu padre ‘Abdul-Muttalib?” El Mensajero de Allâh –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  repitió su invitación, y lo mismo hicieron Abu Ÿahl y ‘Abdullah Ibn Abi Umaiah, hasta que  Abu Tâlib dio su respuesta final diciendo de que permanecía en la religión de su padre ‘Abdul-Muttalib y se negó a profesar de que no hay divinidad salvo Allah Glorificado y Ensalzado sea. A pesar de esto el Mensajero de Allâh –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él- dijo:

 

“Por Allah, seguiré pidiendo perdón por ti a no ser que se me prohíba”.

Entonces Allâh Glorificado y Ensalzado sea reveló las siguientes aleyas:

(No es propio del Profeta y de los Creyentes pedir perdón por los idólatras aunque sean parientes próximos, después de haberles aclarado que éstos son moradores del fuego.) [9:113]

 

Se reveló también:

(Ciertamente! Tú (Oh Muhammad) –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él- no guías a quien quieres.) [28:56][3][2]

 

Abu Tâlib protegió el Llamado islámico contra las ofensas y agresiones de los paganos, pero a pesar de ello permaneció en la religión de sus antepasados.

 

Al-‘Abbâs Ibn ‘Abdul-Muttalib narró que le dijo al Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-: “¿No has sido de ninguna ayuda para tu tío (Abu Tâlib) a pesar de que solía protegerte y se enojaba por tu causa.” El  Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  le dijo:

“Él se encuentra en el lugar mínimo del infierno, y si no fuera por mi, permanecería en el fondo del infierno.”[4][3]

 

Abu Sa‘id Al-Judri narró de que escuchó al Profeta –que la paz y las bendiciones de Allah sean con él-  decir cuando se mencionó a su tío:

“Espero que mi intercesión le sea de ayuda, y que sea ubicado en un lugar del infierno donde el fuego solo le llegue hasta los talones.”[5][4] 



 

La muerte de Jadîÿah

Tan sólo dos o tres meses después de la muerte de su tío, el Mensajero de Allâh sufrió otra pérdida: Su esposa Jadîÿah murió en Ramadán durante el décimo año de la Profecía, cuando contaba con sesenta y cinco años de edad, y el Profeta cincuenta.[6][1]

Jadîÿah fue una bendición de AllâhI para el Profeta . Ella, a través de veinticinco años, compartió junto a él las dificultades  y pruebas de la vida, especialmente durante los diez años de la Profecía. Se vio profundamente apenado debido a su muerte, y una vez comentó con conmovedora emoción:

“Ella creyó en mi mientras la gente no creía. Confió en mí cuando la gente me desmintió. Y me ayudó y socorrió, tanto con su persona como con sus bienes, mientras la gente no lo hacía. Allâh me brindó hijos con ella, y no me los dio con las demás.”[7][2]

Abu Hurairah narró que el ángel Gabriel  vino al Mensajero de Allâh  y le dijo: “Mensajero de Allâh,  Jadîÿah viene hacia ti con un recipiente de comida o bebida. Cuando llegue, salúdala de parte de tu Señor, y albríciale con un palacio de joyas en el Paraíso donde no hay ruidos ni dificultades.”[8][3]


Resumido por: Abu Dhar



[1][1] Ibn Hishâm, 1/417-419; At-Tirmidhi número. 3232, Musnad Abu Ia‘la número. 2583, y Tafsir de At-Tabari.

[2][1] Târij Al-Islâm, 1/120.

[3][2] Sahih Al-Bujâri, 1/548.

[4][3]Sahih Al-Bujâri, 1/548.

[5][4]Sahih Al-Bujâri, 1/548.

[6][1] Talqih Fuhum.Ahl-al-Azar, pág.7.

[7][2] Musnad al Imam Ahmad, 6/118.

[8][3] Sahih Al-Bujâri, 1/539.

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