¿Por qué Odiáis a Muhammad mientras que Él ama a Jesús?

47. El Negus  cree en todo lo que menciona el Corán sobre el Mesías (la paz sea con él)

De Umm Salamah bint Abu Umaiya (Dios esté complacido con ella) que dijo: ‘Cuando emigramos a la tierra de Abisinia, estábamos bajo la protección del Negus, que nos acogió y nos dejó  ejercer nuestra religión.

Pero la gente de Quraish, al enterarse envió a dos emisarios influentes colmados de regalos desde Meca para el rey. Entre ellos mucho cuero, algo que asombraba a los abisinios. Y no dejaron a ningún patriarca sin darle parte de los regalos.

Los emisarios eran Abdullah ibn abu Rabi’ah Al-Majzumi y ‘Amr ibn Al’as bin Wa’il Assahmi y les ordenaron dar primero a cada patriarca su regalo, luego al Negus, y que después pidieran que les entregasen a los musulmanes antes de que tengan oportunidad de hablar con el rey.

Hicieron tal y como les ordenaron, entonces al entregarle los regalos a cada patriarca dijeron: ‘Ciertamente ha entrado en el pueblo del rey unos muchachos necios de entre nosotros que se han separado de la religión de su gente y no han entrado en la vuestra. Traen con ellos una religión inventada, que nosotros no conocemos y tampoco vosotros conocéis. Por eso nos han enviado los más nobles de nuestra gente, para que a través de nosotros los devuelvas con sus familiares, ya que los que nos han enviado son los que mejor les conocen, conocen sus debilidades y saben mejor que nadie que es lo que les conviene…’. Y les pidieron que al hablar con el rey, le aconsejaran entregar los musulmanes a ellos.

Los patriarcas respondieron que sí, y así lo hicieron...

Luego entregaron los regalos al Negus y le dijeron lo mismo. Entonces los patriarcas dijeron: ‘¡Oh Rey! Han dicho la verdad, su gente son los mejores que les conocen, conocen sus debilidades y saben mejor que nadie que es lo que les conviene. Así pues devuélvelos con ellos a su tierra y a su gente.

Tras escuchar esto el Negus se enojó y dijo (a los patriarcas): ‘¡Por Dios nunca se los entregaré! ¿Cómo voy a entregar a mis huéspedes que teniendo entre tantos a elegir me eligieron a mí? Preguntaré a ellos porqué estos dos dicen esto acerca de ellos, y si fuera correcto se los entregaré. Pero si no, les protegeré y seré benevolente con ellos en lo que estén aquí.’

Entonces mandó por los compañeros del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Al enterarse de que el Negus quería oír de la versión de ellos, se preguntaron que iban a responder al rey y acordaron decir lo que saben y lo que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) les ordenó, sea cual fuere el resultado.

En presencia de los patriarcas les preguntó: ‘¿Cuál es esa religión que os ha separado de la religión de vuestra gente y no habéis entrado en la mía ni en ninguna de las religiones de este mundo?’ 

Yafar Ibn Abi Talib tomó la palabra y dijo: ‘Oh Rey, ciertamente éramos una gente que vivía en la ignorancia, adorábamos ídolos, comíamos carne muerta sin sacrificar, nos entregábamos a nuestras pasiones, rompíamos los vínculos familiares, maltratábamos a nuestros vecinos, el fuerte se aprovechaba del débil, ésa era nuestra forma de vida, hasta que Dios nos envió un Mensajero de entre nosotros, cuyo linaje conocemos al igual que su veracidad, su honestidad y moral, Nos exhortó a la adoración de Dios como única deidad, nos llamó a que dejáramos lo que adorábamos nosotros y nuestros padres, ídolos de madera y piedra, nos ordenó que fuéramos veraces en la palabra, que cumpliéramos con nuestros acuerdos, que mantuviéramos y estrecháramos los vínculos familiares, que tuviéramos buen trato con el vecino. Nos ordenó que nos alejáramos de las prohibiciones, del derramamiento de sangre, nos prohibió que siguiéramos nuestros apetitos, que habláramos con falsas palabras, nos prohibió apoderarnos de la riqueza del huérfano, acusar a las mujeres que hacen el bien, nos ordenó que adoráramos a Dios sin asociarle nada ni nadie, nos ordenó la Oración, el Zakat  y el Ayuno. Le seguimos y creímos en él, le seguimos en la guía proveniente de Dios, sin asociar nada con Él, nos restringimos en aquello que se nos había prohibido, y nos permitimos aquello que era lícito para nosotros. Pero nuestra gente nos persiguió, nos maltrató y nos castigó, dificultaron nuestra Religión, intentaron hacernos volver a la adoración de ídolos en lugar de adorar a Dios, nos llamaron a volver a cometer los actos odiosos y deplorables que cometíamos antes del Islam. Nos persiguieron, nos atacaron, nos oprimieron y nos impidieron poner en práctica nuestra Religión, por eso huimos y nos refugiamos en tu tierra, te elegimos a ti entre otros similares en rango, esperando tu beneplácito y deseando no ser castigados en tu reino’.

 

Tras escuchar estas palabras, el Negus preguntó a Ya’far: ‘¿Tienes algo de lo que es portador este Mensajero?’ Ya’far dijo: ‘Sí’ entonces le pidió que recitara,  y así le fue recitada el inicio de la Sura de María. 

Al oír estos versos el Negus lloró hasta mojar su barba y los patriarcas lloraron también hasta mojar sus libros, y dijo: ‘¡Por Dios!, esto que he escuchado y lo que trajo Jesús proceden de la misma fuente ’. Y dirigiéndose a ‘Amr Ibn Al’as y Abdullah ibn abu Rabi’ah les dijo: ‘Iros de aquí, por Dios que jamás os los entregaré’. 

Tras este suceso,’Amr ibn Al’as dijo: ‘¡Por Dios! Que mañana diré al rey algo que acabará con ellos’. Abdullah ibn abu Rabi’ah, que era más benevolente, le dijo: ‘No hagas esto, aunque nos contradicen, aun así tenemos parentescos con ellos’. Dijo ‘Amr: ‘¡Por Dios! Les contaré que ellos dicen que Jesús hijo de María es un esclavo’.

Al día siguiente fue a ver al rey y le dijo: ‘¡Oh rey! Ellos (los musulmanes) afirman cosas muy graves contra Jesús hijo de María. Pregúnteles que creen sobre él’.

Los musulmanes se juntaron y dijeron entre sí: ‘¿Qué vais a decir si se os pregunta acerca de Jesús?’. Dijeron: ‘Diremos lo que Dios dice y lo que nuestro Profeta nos enseñó pase lo que pase’.

Cuando se presentaron ante el rey se les preguntó: ‘¿Qué decís de Jesús el hijo 

de María?’. Ya’far respondió: ‘Decimos de él lo que nuestro Profeta nos trajo: que 

es el siervo de Dios, Su Enviado, Su Espíritu y Su Palabra que Él depositó en 

María, la virgen Bendita.’  

Entonces el Negus cogió un palito del suelo y dijo: ‘Ciertamente Jesús, el hijo de María no excede lo que habéis dicho en la longitud de esta ramita’.

Los patriarcas empezaron a murmurar alrededor de él, entonces el rey les dijo: ‘Aunque no os agrade esto’. ¡Por Dios! (dirigiéndose a los musulmanes) estáis seguros aquí, y quien os maldiga será condenado, que ni por montañas de oro dañaría a un solo hombre de vosotros’.

Dirigiéndose a su corte les dijo: ‘Devolved a estos hombres sus presentes, porque no me sirven para nada…’. 

 

47. Versículos de la Sura de María en el Noble Corán

 

En el nombre de Allah, Clemente, Misericordioso

 

1. Kâf. Hâ'. Iâ. ‘Ain. Sâd.

2. Esto es un recuerdo de la misericordia que tuvo tu Señor con Su siervo Zacarías,

3. Cuando invocó a su Señor en secreto.

4. Dijo: ¡Señor mío! Mis huesos se han debilitado y mi cabeza ha encanecido. Mis ruegos nunca fueron rechazados.

5. Temo por [la fe de] mis parientes tras mi muerte, y mi mujer es estéril. Concédeme un hijo

6. Que me suceda y herede de la familia de Jacob [la profecía]. ¡Oh, Señor mío! Complácete de él.

7. ¡Oh, Zacarías! Te albriciamos con un hijo que se llamará Juan. Nadie ha sido llamado así antes que él.

8. Dijo: ¡Señor mío! ¿Cómo he de tener un hijo si mi mujer es estéril y yo he llegado a la senectud?

9. Dijo [el Ángel]: Así será, pues tu Señor dice: Ello es fácil para Mí puesto que te he creado antes, cuando no existías.

10. Dijo: ¡Señor mío! Concédeme un signo [de que mi mujer está encinta]. Dijo: Tu signo será que no podrás hablar a la gente durante tres noches seguidas [a pesar de que no tienes ningún defecto o enfermedad].

11. Salió del oratorio hacia su gente [cuando su mujer quedó embarazada] y les indicó por señas que glorificaran por la mañana y por la tarde.

12. [Cuando su hijo alcanzó la pubertad, le dijimos:] ¡Oh, Juan! Aférrate al Libro [la Torá] con firmeza. Y le concedimos la sabiduría desde pequeño.

13. Hicimos de él un joven clemente y puro, y fue piadoso,

14. Benevolente con sus padres, no fue soberbio ni desobediente.

15. La paz fue con él el día que nació, el día que falleció y será con él el día que sea resucitado.

16. Y narra [¡Oh, Muhammad!] la historia de María que se menciona en el Libro [el Corán], cuando se apartó de su familia para retirarse a un lugar al este.

17. Y puso un velo para apartarse de la vista [mientras adoraba a Allah] de los hombres de su pueblo. Entonces le enviamos Nuestro espíritu [el Ángel Gabriel], quien se le presentó con forma humana.

18. Ella dijo: Me refugio de ti en el Clemente, si es que temes a Allah.

19. Le dijo: Soy el enviado de tu Señor para agraciarte con un hijo puro.

20. Ella dijo: ¿Cómo he de tener un hijo si no me ha tocado ningún hombre, ni soy una indecente?

21. Así será, le respondió, pues tu Señor dice: Ello es fácil para Mí. Y lo convertiremos en un signo para la humanidad y una misericordia. Es un asunto decidido.

22. Lo concibió, y decidió retirarse a un lugar apartado.

23. Los dolores de parto la llevaron junto al tronco de una palmera. Exclamó: Preferiría haber muerto antes de esto, y así se me hubiera olvidado completamente.

24. Entonces [el Ángel] la llamó desde abajo [del valle]: No te apenes, tu Señor ha hecho fluir debajo de ti un arroyo.

25. Sacude el tronco de la palmera y caerán sobre ti dátiles maduros y frescos.

26. Come, bebe y conténtate. Y cuando veas a algún hombre dile: Por cierto que he realizado un voto de silencio por el Clemente, y no hablaré con nadie hoy.

27. Se presentó ante su pueblo llevándolo en brazos [a Jesús]. Le dijeron: ¡Oh, María! Ciertamente has hecho algo inaudito.

28. ¡Oh, tú que desciendes de Aarón! Tu padre no era un hombre deshonesto, ni tu madre una indecente.

29. Ella lo señaló [al niño], y entonces le dijeron: ¿Cómo hemos de hablar con un niño que aún está en la cuna?

30. Entonces [Jesús] habló: Por cierto que soy el siervo de Allah. Él me revelará el Libro y hará de mí un Profeta.

31. Seré bendecido dondequiera me encuentre, y me ordenará hacer la oración y pagar el Zakât mientras viva.

32. Y me hará benevolente con mi madre. No dejará que sea soberbio ni rebelde.

33. La paz fue conmigo el día que nací, será conmigo el día que muera y el día que sea resucitado.

34. Éste es Jesús, hijo de María, es la verdad sobre la que ellos dudan [ la Gente del Libro].

35. Allah no ha tenido un hijo. ¡Glorificado sea! Cuando decide algo dice: ¡Sé!, y es.

36. Por cierto que Allah es mi Señor y el vuestro, ¡Adoradle, pues! Éste es el sendero recto.

37. Pero discreparon las diferentes sectas [sobre Jesús]. Ya verán los incrédulos cuando comparezcan [ante Allah] en un día terrible.

38. Oirán y verán muy bien el día que comparezcan ante Nosotros [por lo que reconocerán sus pecados]. Pero los inicuos en esta vida están extraviados evidentemente.

39. Adviérteles acerca del día que se lamenten, cuando la sentencia sea cumplida. Pero ellos, a pesar de esto, siguen indiferentes y no creen.

40. Nosotros heredaremos la Tierra y a quienes están sobre ella. Y ante Nosotros comparecerán.

49. Heraclio  reconoce la profecía  del Mesías (la paz sea con él) sobre el advenimiento de Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él)

Abdullah ibn Abbas narró que el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le escribió a César y lo invitó al Islam y le envió una carta que fue entregada al Gobernador de Busra, quien a su vez se la reenvió a César.

César, a manera de gratitud a Dios, fue caminando de Hims a Ilya (Jerusalén) cuando Dios le otorgó la victoria sobre las fuerzas persas. Entonces, cuando le llegó la carta del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), dijo después de leerla: “¡Busquen cualquiera de su pueblo (árabes de la tribu Quraish), para preguntarle acerca del Mensajero de Dios!”. En ese momento, Abu Sufyan ibn Harb se encontraba en Sham  con unos hombres de Quraish que habían venido (a Sham) como mercaderes durante la tregua que había concluido entre el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y los incrédulos de Quraish. Abu Sufyan dijo: ‘El mensajero de César nos encontró en algún lugar de Sham y me llevó a mí y a mis compañeros a Ilya ante la presencia de César y lo encontramos sentado en su corte real con su corona y rodeado de altos dignatarios bizantinos. Él le dijo a su traductor: “Pregúntales quién de ellos tiene algún parentesco con el hombre que dice ser profeta’”. Abu Sufyan agregó: ‘Le respondí: “Soy su pariente más cercano”. Me preguntó: “¿Cuál es tu parentesco con él?”. Le respondí: “Es mi primo”, y no había nadie en la caravana de Bani Abd Manaf excepto yo. César dijo: “Que se acerque”. Y luego ordenó que mis compañeros se quedaran detrás de mí y le dijo a su traductor: “Dile a sus compañeros que le voy a preguntar a este hombre acerca del hombre que dice ser profeta. Si miente, deben contradecirlo inmediatamente’”.

Abu Sufyan agregó: ‘¡Por Dios! Si no hubiera sido una pena que mis compañeros me tildaran de mentiroso, no habría dicho la verdad sobre él cuando me preguntó. Pero me pareció una deshonra que mis compañeros me llamaran mentiroso, por lo que dije la verdad’.

Le dijo luego a su traductor: “Pregúntale a qué tipo de familia pertenece”. Le respondí: “Pertenece a una familia noble”. Luego dijo: “¿Alguna vez otra persona ha afirmado ser lo mismo que él dice ser?”. Le respondí: “No”. Luego dijo: “¿Alguna vez se lo ha acusado de mentir?”. Le respondí: “No”. Dijo entonces: “¿Alguno de sus ancestros fue rey?”. Mi respuesta fue: “No”. Luego agregó: “¿Lo siguen los nobles o los pobres?”. Le respondí: “Los pobres lo siguen”. Me dijo luego: “¿Lo siguen más o menos personas (cada día)?”. Le respondí: “Lo siguen cada día más”. Me dijo: “¿Algunos de los que adoptan su religión se desilusionan y luego dejan de lado su religión?”. Le respondí: “No”. “¿Rompe sus promesas?”, me preguntó. Le respondí: “No, pero en este momento estamos en una tregua con él y tenemos miedo de que nos traicione”.

Abu Sufyan añadió: ‘Fuera de la última oración, no pude decir nada en su contra’. ‘Entonces César preguntó: “¿Alguna vez han tenido una guerra con él?”. “Sí”, le respondí. Me dijo: “¿Cuál fue el resultado de esas batallas con él?”. “A veces él gana, a veces, nosotros”, fue mi respuesta. Dijo entonces: “¿Qué cosas les ordena hacer?”. Le dije: “Nos dice que adoremos solamente a Dios, y que no adoremos a otros junto con Él, y que dejemos de lado todo aquello que adoraban nuestros ancestros. Nos ordena que oremos, que demos en caridad, que mantengamos la castidad conyugal, que cumplamos nuestras promesas y que devolvamos aquello que se nos confía’”.

‘Cuando dije eso, César le dijo a su traductor: “Dile: Te pregunté sobre su linaje y tu respuesta fue que pertenecía a una familia noble. De hecho, todos los Mensajeros venían del más noble de los linajes de sus respectivos pueblos. Luego te pregunté si alguien más decía ser lo que él dice ser, y tu respuesta fue negativa. Si la respuesta hubiera sido afirmativa, habría pensado que este hombre dice ser algo que ya se ha dicho antes que él. Cuando te pregunté si alguna vez lo acusaron de mentir, tu respuesta fue negativa, por lo que di por sentado que una persona que no le miente a la gente tampoco puede mentir sobre Dios. Luego te pregunté si alguno de sus ancestros fue rey. Tu respuesta fue negativa, y si hubiera sido afirmativa, habría pensado que este hombre pretende recuperar su pasado real. Cuando te pregunté si lo siguen los ricos o los pobres, me respondiste que son los pobres quienes lo siguen. De hecho, ellos son los seguidores de los Mensajeros. Luego te pregunté si sus seguidores son más o menos cada día. Me respondiste que cada vez son más. De hecho, eso es resultado de la verdadera fe hasta que está completa (en todo sentido). Te pregunté si había alguien quien, luego de adoptar su religión, se desilusionó y descartó su religión; tu respuesta fue negativa. De hecho, es una señal de la verdadera fe, pues cuando su placer entra y se mezcla completamente en los corazones, nadie se desilusiona. Te pregunté si alguna vez había roto una promesa. Tu respuesta fue negativa. Y así son los Mensajeros; nunca rompen sus promesas. Cuando te pregunté si alguna vez combatieron, me respondiste que a veces lo hicieron, y que en ocasiones él salía victorioso, y otras veces, ustedes. De hecho, así son los Mensajeros; son puestos a prueba y la victoria final siempre es de ellos. Luego te pregunté qué cosas les ordenaba hacer. Me respondiste que les ordenaba adorar solamente a Dios y no adorar a otros junto con Él, dejar de lado lo que sus ancestros solían adorar, ofrecer plegarias, decir la verdad, ser castos, cumplir las promesas, y devolver aquello que se le confía a uno. Esas son en realidad las cualidades de un profeta que yo sabía que vendría (según las Escrituras anteriores), pero no imaginaba que sería uno de ustedes. Si lo que dices es verdad, muy pronto él ocupará el suelo que está bajo mis pies, y si pudiera iría hacía él de inmediato para conocerlo y lavaría sus pies’”.

Abu Sufyan agregó: ‘César pidió la carta del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), la cual fue leída. La misma decía:

"En el nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo. De Muhammad, el siervo de Dios y Su mensajero a Heraclio, Soberano de los bizantinos: Paz para quien sigue la guía: Te invito al Islam, hazte musulmán y estarás a salvo y Dios te dará tu recompensa dos veces. Pero si das la espalda, sobre ti recaerá el pecado de tus súbditos. (¡Gente del Libro!, venid a una palabra igual entre nosotros: Que no adoréis sino a Dios y no le asociéis nada ni os toméis unos a otros por señores aparte de Dios y si dan la espalda, decid: Atestiguad que somos musulmanes.)”. [Corán-3: 64]

Abu Sufyan agregó: ‘Cuando Heraclio terminó su discurso, se produjo un enorme clamor y un grito por parte de los dignatarios bizantinos que lo rodeaban, y había tanto ruido que no entendía lo que decían. Entonces, nos ordenaron que saliéramos de la corte’.

‘Cuando salí con mis compañeros y estábamos solos, les dije: “Ciertamente, el asunto del Profeta ha ganado poder. El Rey de los bizantinos le teme”’.

Abu Sufyan agregó: ‘Por Dios, cada vez estaba más seguro de que su religión obtendría la victoria hasta que terminé por aceptar el Islam’. 

50. Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) anuncia la segunda venida del Mesías (la paz sea con él) en el fin de los tiempos.

El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) vino a nosotros de repente mientras estábamos discutiendo algo. Dijo: ‘¿Qué estáis discutiendo?’ Ellos (los Compañeros) dijeron: ‘Discutimos sobre la Hora’. Entonces, él dijo: ‘No vendrá hasta que aparezcan diez señales previas’. Y (al respecto) mencionó el Humo, el Falso Mesías, la Bestia, la salida del sol desde el oeste, la segunda venida de Jesús hijo de María (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), Gog y Magog, y deslizamientos de tierra en tres lugares, uno en oriente, otro en occidente y uno en Arabia, al final de los cuales un fuego arderá desde Yemen y conducirá a la gente al lugar de su reunión’. 

Dijo el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él): “La Hora no vendrá hasta que los romanos acampen en Al A`máq o en Dábiq . Un ejército saldrá de Medina para su encuentro, compuesto de las personas más buenas de la Tierra en esa época. Cuando se enfrenten entre sí, los romanos dirán: ‘Dejadnos enfrentar con aquellos a quienes vosotros tomasteis prisioneros (y se convirtieron al Islam) que los mataremos.’ Los musulmanes dirán: ‘No, por Dios, no nos haremos a un lado permitiéndoos combatir a nuestros hermanos.’ Entonces lucharán. Un tercio [del ejército musulmán] huirá, y Dios nunca aceptará su arrepentimiento; un tercio será muerto, y ellos serán los mejores mártires ante Dios; y un tercio lograrán la victoria y nunca serán influenciados por tribulación alguna. Luego conquistarán Constantinopla , y mientras éstos se encuentren repartiendo el botín, después de haber colgado sus espadas en los olivos, Satanás se dirigirá a ellos diciendo: ‘El Anticristo ha tomado vuestro lugar entre vuestras familias’ Entonces saldrán y se darán cuenta que esto no era verdad. Cuando lleguen a Siria, el Anticristo surgirá, y mientras ellos se están preparando para luchar, o están formando las filas, el tiempo para la oración vendrá. Jesús hijo de María (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) descenderá y los dirigirá en la oración. Cuando el enemigo de Dios [el Anticristo] lo vea [a Jesús] se disolverá como la sal en el agua. Si Jesús lo dejara se disolvería completamente, pero Dios hará que Jesús lo mate, y él les mostrará la sangre en su lanza”. 

 

Traducido por: Muhammad Kanafani & Zahra Ibáñez 

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